EN QUE SATISFAGA UN RECELO CON
LA RETÓRICA DEL LLANTO
Soneto VIII
Esta tarde,
mi bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y en tus acciones vía
que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba.
Y Amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía,
pues entre el llanto que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.
Baste ya de rigores, mi bien, baste,
no te atormenten más celos tiranos,
ni el vil recelo tu quietud contraste
con sombras necias, con indicios vanos:
pues ya en líquido humor viste y tocaste
mi corazón deshecho entre tus manos.
como en tu rostro y en tus acciones vía
que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba.
Y Amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía,
pues entre el llanto que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.
Baste ya de rigores, mi bien, baste,
no te atormenten más celos tiranos,
ni el vil recelo tu quietud contraste
con sombras necias, con indicios vanos:
pues ya en líquido humor viste y tocaste
mi corazón deshecho entre tus manos.
Sor Juana Inés
de la Cruz
No sé si llegará el comentario anterior, parece que se desconectó ...
ResponderEliminarSólo tengo este comentario tuyo. Parece que no llegó.
EliminarFeliz semana, Rosa.
Besos
Me pareció que no había entrado ...
EliminarEs un soneto perfecto, cada palabra es la justa.
Es muy minuciosa eligiendo las palabras.
Y las imágenes me encantan.
Un beso muy fuere, Maite.
No lo conocía.
ResponderEliminarEs muy bonito.
Besos.
Gracias, Toro.
EliminarFeliz semana
Besos