lunes, 11 de diciembre de 2023

Caja de galletas

 



En esta época del año, mi cocina suele oler a canela, clavo y jengibre... y es que me encanta hornear galletas.


Siempre había pensado que cocinar galletas era una tarea ardua y dificultosa, que no sería capaz de llevarla a cabo, pero un día me atreví, cuando los niños eran pequeños y con ellos resultó ser una labor de lo más entretenida y divertida.


Ahora, soy yo la que disfruto de este momento solitario en mi cocina, mezclando  ingredientes, eligiendo la forma de los moldes que me gustan y  quizás añadiendo  un poquito más de canela, jengibre o gotas de chocolate que antes. 


A lo largo de los años he recopilado variado tipos de recetas de galletas y cuando cocino alguna de ellas, después de dejarlas enfriar en una rejilla, suelo colocarlas y ordenarlas en unas cajitas de lata que también he ido guardando desde hace tiempo. 


Cada cual en su cajita para no mezclar sabores. Aunque, la verdad en la despensa  se huele una variopinta mezcla  de agradables aromas.


Y no sé que ocurre, pero las galletas vuelan y cuando me doy cuenta, la caja de galletas está vacía.


“Piensa que la vida es como una caja de galletas.

 Negué varias veces con un gesto de la cabeza y me quedé mirándola.
 
–Quizá sea un poco tonto, pero a veces no te entiendo. 

–En una caja de galletas hay muchas clases distintas de galletas. Algunas te gustan y otras no. Al principio te comes las que te gustan, y al final sólo quedan las que no te gustan. Pues yo, cuando lo estoy pasando mal, siempre pienso: «Tengo que acabar con esto cuanto antes y ya vendrán tiempos mejores. Porque la vida es como una caja de galletas».”

Haruki Murakami. Tokio Blues



¡Feliz diciembre!