He caído en la tentación propuesta por nuestra amiga Ginebra Blonde, y este es el resultado. Podéis leerlo aquí también.
Regresó pronto del mercado aquella mañana y depositó con
mucho cuidado las bolsas de la compra
sobre la encimera de la espaciosa cocina. Miró el reloj y pensó en tomarse todo
el tiempo del mundo para dar rienda suelta a todo lo que en su cabeza borboteaba
y disfrutar plenamente de cada paso y de cada momento.
Para ello, ordenó la compra colocando en hilera todos los
ingredientes, no había que utilizar de momento la nevera, es más, recordó sacar
la docena de huevos y la cremosa
mantequilla con el fin de que
tomaran la temperatura ambiente. Señalando con el dedo índice, recontó en su
mente: fresas y grosellas, azúcar, leche,
nata fresca, las tabletas de chocolate
negro, cacao en polvo… sí, el saco de harina estaba guardado en la alacena. Todo
está listo y preparado.
Respiró hondo y fue a
buscar su delantal blanco de tiras bordadas, aquel que él le regaló en uno de
sus aniversarios, la ocasión merecía disponer de los más bellos y especiales
detalles. Por fin, podía comenzar su
singular ritual: se preparó un aromático té de jazmín que sirvió en su taza de flores preferida, cogió
la libreta, el lápiz y sentándose en la
mesa situada al lado de la ventana comenzó a planificar y anotar los postres
que debía hornear.
Comenzaría a preparar la mermelada de fresa, después
continuaría con la masa para las pastas y los croasanes, y al escribir que
debía templar el chocolate, su memoria empezó a divagar: siempre había soñado
con regentar una pequeña cafetería o, quizás, pastelería, el caso es que la
repostería sería casera.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQdzk43VmzSDzGYOnE13XdULAdjdl9AGNNwCSyfofxmqGe3BKAyE4AIGBx_zobN3qcI9q3K9Vz_ogkOFTqCbJqNGmkBiL_bkH9XDp25m2JNTV_M7m59mByHGINp30JPDzn1WVNCLvsbw/s320/FOTO.jpg)
Un lugar con encanto, con cierto aire vintage, un par
de veladores con sus coquetos mantelitos y
el centro adornado por un pequeño ramillete de lavanda; recordó aquel
curso de cocina, que tantó le costó, y que pudo aprovechar gracias a la
constancia y aquella firmeza serena que aún resonaba como un eco en su interior
“¿rendirme? Jamás; llegaré a la cima sea como sea” y a la ilusión de un
escaparate repleto de aquellos exquisitos pastelitos de toffee y miel, lionesas rellenas de nata,
tartaletas de crema y coco, los deliciosos
bombones, las trufas, el intenso aroma del chocolate especiado con
canela, y gracias, como no, a las lecciones particulares que el maestro llamó:
“la tentación de los postres”, cómo olvidar aquella sensación cuando se quedaron solos en
el obrador y él le demostró la textura
suave de la masa de hojaldre poniendo sus manos sobre las suyas embadurnadas de
harina, y recorriendo primero sus brazos y luego… sintió un agradable
escalofrío cuando de repente, la puerta se abrió como empujada por una fuerte
ráfaga de viento y una vocecilla dijo:
¡mamá!¿has preparado ya mi tarta de chocolate?
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpYcp2wusG50_5i9ue66xTuJkLFs4dqCRuSo83J2yfWBlPxpUwCDIt1ArkInpCmfSvmvR5wVetjHIA_36DGUaHdPHs4FlaBa3MOg47JdGSob9yP76l5J6s-u3Gsn_RWueoBeZ29dArhg/s320/74665c35b37d8ac80f8eacd86646f821.jpg)
MUCHAS GRACIAS GINEBRA BLONDE POR TODO TU HACER. ETERNAMENTE AGRADECIDA