He caído en la tentación propuesta por nuestra amiga Ginebra Blonde, y este es el resultado. Podéis leerlo aquí también.
Regresó pronto del mercado aquella mañana y depositó con
mucho cuidado las bolsas de la compra
sobre la encimera de la espaciosa cocina. Miró el reloj y pensó en tomarse todo
el tiempo del mundo para dar rienda suelta a todo lo que en su cabeza borboteaba
y disfrutar plenamente de cada paso y de cada momento.
Para ello, ordenó la compra colocando en hilera todos los
ingredientes, no había que utilizar de momento la nevera, es más, recordó sacar
la docena de huevos y la cremosa
mantequilla con el fin de que
tomaran la temperatura ambiente. Señalando con el dedo índice, recontó en su
mente: fresas y grosellas, azúcar, leche,
nata fresca, las tabletas de chocolate
negro, cacao en polvo… sí, el saco de harina estaba guardado en la alacena. Todo
está listo y preparado.
Respiró hondo y fue a
buscar su delantal blanco de tiras bordadas, aquel que él le regaló en uno de
sus aniversarios, la ocasión merecía disponer de los más bellos y especiales
detalles. Por fin, podía comenzar su
singular ritual: se preparó un aromático té de jazmín que sirvió en su taza de flores preferida, cogió
la libreta, el lápiz y sentándose en la
mesa situada al lado de la ventana comenzó a planificar y anotar los postres
que debía hornear.
Un lugar con encanto, con cierto aire vintage, un par
de veladores con sus coquetos mantelitos y
el centro adornado por un pequeño ramillete de lavanda; recordó aquel
curso de cocina, que tantó le costó, y que pudo aprovechar gracias a la
constancia y aquella firmeza serena que aún resonaba como un eco en su interior
“¿rendirme? Jamás; llegaré a la cima sea como sea” y a la ilusión de un
escaparate repleto de aquellos exquisitos pastelitos de toffee y miel, lionesas rellenas de nata,
tartaletas de crema y coco, los deliciosos
bombones, las trufas, el intenso aroma del chocolate especiado con
canela, y gracias, como no, a las lecciones particulares que el maestro llamó:
“la tentación de los postres”, cómo olvidar aquella sensación cuando se quedaron solos en
el obrador y él le demostró la textura
suave de la masa de hojaldre poniendo sus manos sobre las suyas embadurnadas de
harina, y recorriendo primero sus brazos y luego… sintió un agradable
escalofrío cuando de repente, la puerta se abrió como empujada por una fuerte
ráfaga de viento y una vocecilla dijo:
¡mamá!¿has preparado ya mi tarta de chocolate?
MUCHAS GRACIAS GINEBRA BLONDE POR TODO TU HACER. ETERNAMENTE AGRADECIDA
qué relato tan dulce y costumbrista. me ha hecho pensar en esas pastelerías que tienen unas pocas mesas para sentarse y comerse un pastel o bollo con un café. tú eres muy buena repostera, como ya nos has mostrado en ocasiones.
ResponderEliminarbesos!!
Me gusta la repostería, y quizá, cuando tenga algo más de tiempo, me apunte a algún curso. De momento me conformo con mis pequeños bollos.
EliminarBesos, Chema
Hola Maite , que ricura de entrada me a gustado mucho tu relato , según iba leyendo se me llenaba la boca de agua , pensando en esos ricos pasteles y ese rico olor a repostería recién hecha , mi más sincera enhorabuena a ti por escribirlo y a Ginebra por tan bella idea , os deseo una feliz noche besos de Flor.
ResponderEliminarMuchas gracias, Flor. Suelo hacer los bizcochos, las galletas en fin de semana, pero esta me la he tomado de descanso.
EliminarFeliz tarde de sábado.
Muchos besosss
Magnifico, tu has sucumbido a la propuesta de Ginebra y ella estará encantada como lo estamos nosotros porque el relato es muy bueno, para chuparse los dedos. Un abrazuco
ResponderEliminarLa poesía, la literatura también anda ente fogones, ja ja ja.
EliminarMe alegro que te haya gustado.
Inmensos abrazos, querida Ester.
Gracias a ti por esta bella y dulce tentación con la que participaste, mi querida Maite… Una exquisita delicatessen 😊🍰🍪🍩
ResponderEliminarBsoss y abrazos enormes, y muy feliz noche!!😘
Gracias a ti, dejé aparcadas las letras en un rincón muy lejano desde hace mucho. Te seré sincera, escribí una especie de poema para tu anterior propuesta de los sueños. Y no me atreví a mandarlo.
EliminarAsí que, agradezco tu mano.
Un beso muy fuerte.
Pues estaré encantada de compartirlo en la web de autores, así que, si lo deseas, me lo mandas. Y decirte que tus palabras me hacen muy feliz. GRACIAS a ti por permitírmelo 😊🌹
EliminarMás Bsoss, preciosa amiga 😘
Ay, ese niño, qué inoportuno!!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el relato, te refleja muy bien. Es como si te hubiera visto en tu cocina y lo has contado tan bonito que hasta me han entrado ganas de cocinar. Pero me las voy a aguantar, jajaja.
Me gusta el toque sensual de con las manos en la masa.
Muchos besos, Maite.
Que pases buen fin de semana
Ja ja ja... yo no sé si voy a aguantar toda la semana sin meter alguna masa en el horno.
EliminarEn la cocina pueden pasar muchas cosas... je je je
Abrazos miles, querida Paloma, y feliz fin de semana
Brillante relato, sabiamente cocinado y con la exquisitez de las cosas medidas y previamente preparadas.
ResponderEliminarMe queda la duda de saber si ese hijo suyo fué fruto de la "tentación de los postres".
Besos.
Gracias Juan. La verdad es que la repostería requiere medir los ingredientes con exactitud y tener todo preparado.
EliminarEn cuanto al hijo... pudiera ser, pudiera ser.
Abrazos
Si es que no puedes ser más dulce....
ResponderEliminar:)
Besos.
Ja ja ja Gracias, querido Toro.
EliminarBesosssss
Me ha gustado muchísimo, con que detalle lo has relatado, y ese final interrumpido... Precioso!!
ResponderEliminarPero... se me ha hecho la boca agua con los postres, y ahora yo no tengo ninguno tan rico preparado en casa... :)
Muchos besos, guapa.
Bueno, me alegro que te haya gustado.
EliminarNo sabía si elegir entre la biblioteca o la cocina, je je je. Al final, salieron los postres.
Muchos besossss
Solo te digo una cosa: que me parece delicioso, un texto lleno de encanto, delicadeza, sensibilidad.
ResponderEliminarSencillamente hermoso.
Muchos besos, querida amiga.
Eres un encanto :)
Y felicidades y besos a Ginebra por esta tentación.
Me vas a sonrojar.
EliminarMe atreví a participar. Y me alegro que te haya gustado.
Gracias, Roso.
Feliz tarde de sábado
Besosssss
He disfrutado de cada uno de los pasos de tu narración ¡fantástica te ha quedado!
ResponderEliminarHasta mi rincón ha llegado el aroma de ese rico té que te has servido en esa preciosa taza rosa de porcelana.
Cariños.
kasioles
El té de jazmín está delicioso, o el té verde de flores...
EliminarImprescindible un té para empezar a hornear.
Besossss
Genial las has puesto luces a la magia de tu texto
ResponderEliminarGracias, mi querida amiga.
EliminarBesosss
gracias ..muy raro que mi comentario voló ...besos amiga
ResponderEliminarGRACIAS POR TU COMENTARIO EN MI BLOG … EL QUE YO TE ESCRIBÍ VOLÓ ,NO LO ENTENDÍ
ResponderEliminarBESOS AMIGA
Un beso muy grande , querida Marina.
EliminarComo en la vida misma, en lo mejor viene el corte :)
ResponderEliminarYo me veo de cliente en su cafetería y ahora me voy a hacer un té de jazmín, no te digo más.
Me has tentado!!!
Besos.
Ja ja ja...
EliminarAhora hay que tomar los tés fríos que los hay deliciosos.
Besosssss, Vero