lunes, 24 de febrero de 2025

De tiendas y libros...


El viernes por la tarde, por fin, pude dar un largo paseo y llegar hasta una de mis librerías preferidas. No es  la librería de la imagen, que más quisiera yo que ir de visita a Edimburgo (Escocia es uno de los lugares que me encantaría visitar) a tomar un café mientras hojeo un libro. Aunque no es necesario irse tan lejos para disfrutar de un té o café y de una buena lectura.

Están de moda las librerías que combinan espacios con estanterías llenas de libros y mesas pequeñitas para tomar algo, o simplemente sentarte a leer. 

Suelo curiosear las novedades literarias cada vez que voy a la librería, y si me llama la atención algún libro, le hago una foto para luego en casa, con calma y tranquilamente, leer alguna reseña por si encuentro  que merece la pena leerlo.


Tengo que estar atenta y andar con mucha cautela a las cubiertas y los títulos de los libros, algunos me atrapan irremediablemente y he de ser muy cuidadosa porque tengo una ristra de libros pendientes de leer. Me llamaron la atención la cantidad de títulos que contienen la palabra tienda o librería...


Algunos vienen de muy lejos: Japón, Corea 



E incluso de Nueva Zelanda:


Tengo bastante que investigar sobre estas novedades literarias. Seguro que alguno de esos libros estarán en la biblioteca con el tiempo, ya los he anotado en mi libreta de libros por leer... 


Mientras tanto, voy a dar prioridad a los libros que ya tengo en casa.


A recorrer me dediqué esta tarde
Las solitarias calles de mi aldea
Acompañado por el buen crepúsculo
Que es el único amigo que me queda...

Pasé frente a la rueda del molino,
Me detuve delante de una tienda:
El olor del café siempre es el mismo,
Siempre la misma luna en mi cabeza;
Entre el río de entonces y el de ahora
No distingo ninguna diferencia.
Lo reconozco bien, éste es el árbol
Que mi padre plantó frente a la puerta
(Ilustre padre que en sus buenos tiempos
Fuera mejor que una ventana abierta).

Nicanor Parra (Fragmentos del poema Hay un día feliz)*

lunes, 10 de febrero de 2025

PALABRAS...


Aquí estoy, sentada en la mesa de la cocina, a punto de disfrutar de una taza de té rojo con canela, mientras pienso que puedo contar hoy en este espacio donde suelo venir a refugiarme de vez en cuando sin miedo a aburrir a quienes lean esta entrada.

Acabo de meter en el horno un bizcocho de manzana y nueces, y ya comienza a asomarse el suave olor del postre; al pelar la fruta, he recordado que hay una palabra que define  al corazón de las manzanas, se llama CAROZO.


Y que al fino tabique de separación de los gajos de la nuez se le llama BIZNA. Me parece una palabra preciosa.


También he descubierto que el peculiar olor a mar se llama MARESÍA o  que cuando el agua hace de espejo se llama ESPEJEAR.


Que la primera y última luz del día se llama LUBRICÁN.


Me sonrío porque redescubro que nuestro idioma es verdaderamente mágico. Mi pastel de manzana ya está recién sacado del horno y desprende un apetitoso olor. 
¿Tendrá la palabra justa para definir ese aroma? 


 Desbautizar el mundo,

sacrificar el nombre de las cosas
para ganar su presencia.

El mundo es un llamado desnudo,
una voz y no un nombre,
una voz con su propio eco a cuestas.

Y la palabra del hombre es una parte de esa voz,
no una señal con el dedo,
ni un rótulo de archivo,
ni un perfil de diccionario,
ni una cédula de identidad sonora,
ni un banderín indicativo
de la topografía del abismo.

El oficio de la palabra,
más allá de la pequeña miseria
y la pequeña ternura de designar esto o aquello,
es un acto de amor: crear presencia.

El oficio de la palabra
es la posibilidad de que el mundo diga al mundo,
la posibilidad de que el mundo diga al hombre.

        La palabra: ese cuerpo hacia todo.
        La palabra: esos ojos abiertos.

                                                                         (para Roger Munier) 
         
                                                                             Roberto Juarroz

Palabras en negrita: 

Las 104 palabras más hermosas de la Naturaleza de Mónica Fernández Aceytuno





¡Feliz semana!