sábado, 18 de marzo de 2017

BUSCADORAS DE PERLAS



Hu Jun Di


 Hubo una vez una muchacha llamada Sumiko que desde  muy pequeña había soñado con ser una  ama-san, una buceadora que busca perlas en el fondo del mar.




 Sumiko estaba convencida de que eran las mujeres más hermosas que existían,  vestidas con sus ropas de algodón blanco de la cabeza a los pies. Ya de niña había visto a su madre zambullirse en el mar y bucear una y otra vez, para traer consigo una tosca ostra configurada por el mar o conchas de abulón con las que llenaba un gran cubo de madera.


Miho Hirano

El padre de Sumiko observaba desde la orilla, como habían hecho los hombres del pueblo desde hace hacía cientos de años. Únicamente las mujeres buceaban en busca de las relucientes perlas. Se creía que las mujeres eran más capaces de resistir el frío. Algunas de las ama-san permanecían durante tanto tiempo bajo el agua que Sumiko temía que sus pulmones estallaran y sus cuerpos sin vida ascendieran inertes a la superficie, como algas.

 Hu Jun Di

Pero su padre siempre tranquiliza a a Sumiko, asegurándole que su madre  era capaz de contener la respiración durante más tiempo que ninguna otra buceadora. Para Sumiko, las ama-san eran como una escuela de delfines blancos que aletearan elegantemente en el agua.



 Sumiko se casó a las catorce años con un muchacho del pueblo llamado Akio.  Ella se convirtió en ama-san. Ese día, el agua estaba muy fría, pero en el momento en que se hundió en el agua y extrajo su primera concha,  tuvo la sensación de que el mar formaba parte de ella. Se zambulló una y otra vez... Akio tuvo que amenazar la con saltar al agua y sacarla... hasta el día que descubrió que estaba embarazada.


Miho Hirano

Akio pidió a Sumiko que dejará de bucear cuando su embarazo avanzaba.
Después de una semana de no bucear, Sumiko enfermó. Se debilitaba  cada día sin que el médico descubriera una razón.
Una noche, Sumiko se sintió mareada y fría. Akio apenas si pudo detectar los latidos del corazón. Completamente desesperado, llevó a su frágil esposa junto al mar. Introdujo a Sumiko en las frías aguas, sosteniéndola entre sus brazos.
Entonces, como un milagro, una gran oleada de calor se apoderó del cuerpo de Sumiko, ella abrió los ojos muy lentamente y recuperó su fortaleza. Akio se sintió inmensamente feliz pero Sumiko se dio media vuelta y desapareció.




 Akio lloró su pérdida durante tres meses. Una noche oyó una voz que cantaba y se sintió encantado de ver a Sumiko de pie junto a su casa. Antes de que pudiera abrazarla, ella tendió hacia él algo envuelto en una manta blanca. ¡Era su bebé! Akio se alegró tanto mientras sostenía entre los brazos a su pequeña hija, pero al ver que Sumiko se volvía de nuevo al mar, le gritó que se detuviera. Ella se volvió y le dijo: "Ahora tengo que regresar al mar. Ocúpate de que nuestra hija esté bien". Y, tras decir esto, Sumiko se desvaneció para siempre.




Nunca supó adónde se había marchado, Akio parecía saber que una misteriosa bendición había permitido a su esposa traerle a su hija recién nacida. Cuidó a Kuniko hasta que se convirtió en una joven y hermosa mujer, tan parecida a su madre que el corazón se le encogía de dolor cada vez que la miraba. Y cuando expresó el deseo de ser buceadora buscadora de perlas, como su madre, Akio estaba convencido de que, en alguna parte de las oscuras profundidades del mar, Sumiko siempre estaría allí para protegerla.

Gail Tsukiyama




Ilustraciones aprendidas del blog: princesanadie.blogspot.com 

10 comentarios:

  1. Sumiko era la perla más valiosa...

    Besos,buen domingo,Maite.

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    1. Cierto. Y si conocieses el resto de la historia te parecería aún más bella.
      Preparé una entrada.
      Besos, Carmen, y a disfrutar de estos días

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  2. Que bella leyenda Maite, toda una prueba de amor.

    Besos.

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    1. Forma parte de un libro que estoy releyendo. Fuera de contexto ya es es una bella historia, en el argumento, aún es una prueba de amor mayor.
      Gracias por tu visita, Conchi, Feliz domingo
      Besos

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  3. Es una historia tierna y deliciosa.
    Y además, delicada.

    Me ha gustado muchísimo.

    Besos.

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  4. Me alegro que te haya gustado.
    Verdaderamente es una historia conmovedora.
    Gracias, Toro.
    Un fuerte abrazo

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  5. Qué bonito, Maite!
    La historia y las pinturas, precioso. Una historia llena de ternura.
    Besos.

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    1. Gracias, Celia.
      Una historia muy bonita, que tiene continuación.
      Besos primaverales

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  6. Qué pena que se separaran Sumiko y Akio.
    Muy tierna y las imágenes perfectas.

    Un beso.

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    1. Sí, es un poco triste, pero un gran acto de amor.
      Gracias, Rosa.
      Un beso muy fuerte

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