Aquella mañana, mientras subía la escalinata de mi lugar de trabajo no dejaba de pensar en la conversación telefónica que acaba de mantener con mi mejor amiga, casi hermana, Laura.
Presentí que iba a ser un día muy, muy largo, y hoy, precisamente hoy, era necesario prestar toda mi atención en el laboratorio de restauración de la biblioteca, acababa de llegar un legajo muy antiguo y mi jefa me había propuesto ser quien lo datara. A punto de abrir la puerta, dudo si entrar, o volverme a casa y dar alguna excusa por poco creíble que fuera. Necesito tiempo para pensar…
De momento, decido bajar las escaleras y me sorprendo caminando hacia el café que hay a dos manzanas de la biblioteca, en esa cafetería seguro que no voy a encontrar con alguien conocido.
Un café humeante y mi tablet encima de la mesa, necesitaba volver a leer los correos que me había enviado Laura. Aunque ya los había leído cientos de veces y siempre, siempre llego a la misma conclusión.
Laura quería presentarme a su novio de una vez por todas, y habían quedado en ir a buscarme a la salida de mi trabajo. Alejandro y ella se habían conocido gracias a una página de contactos por internet que recomendé a Laura para animarla, después de la profunda depresión que le causó el divorcio y demostrarle que siempre puede existir una segunda oportunidad en el amor.
Alejandro enseguida cautivó a Laura por su maravillosa, cálida y adorable forma de expresarse en el chat. Después se escribieron extensos correos que Laura me reenviaba para que pudiera comprobar que no existía en el mundo un ser tan tierno y sensible como él. Mi temor fue acrecentándose cuando leí un poema de amor que Alejandro le había dedicado por su cumpleaños. Ya no me cabía duda alguna. ¿Qué debía hacer?
Guardaré silencio para siempre y nunca desvelaré que ese Alejandro fue el mismo a quien regalé un manuscrito con poemas que escribí mientras duró nuestra apasionada y romántica relación.
Guardaré silencio porque Laura y yo tenemos las mismas cartas de amor.
Relato perteneciente a la propuesta: "Encrucijada" de nuestra querida amiga Ginebra Blonde En su blog Variétés podéis leer el resto de relatos.
Mi querida amiga, mil gracias por toda tu labor y por tu noble pasión a las letras. Te echaré mucho de menos, pero pensaré que necesitas este tiempo para culminar tu gran proyecto que deseo tener pronto entre mis manos.
Cuídate mucho , descansa y por todo. ¡GRACIASSSSSS!
Una amiga como pocas...
ResponderEliminarUn abrazo 😁
;)
EliminarBesos, Verónica
Un texto maravilloso, con una escritura impecable con los párrafos medidos. Guardar silencio es lo prudente, ¿pero habrá que arrepentirse después? Abrazucos
ResponderEliminarNunca lo sabremos, Ester. Es sólo una historia.
EliminarAbrazossss
Maite sin duda hiciste lo correcto que sea ella misma la que se de cuenta de la farsa de los poemas ..Muy bonito texto .
ResponderEliminarUn fuerte abrazo ..feliz noche.
Gracias, Campirela.
EliminarFeliz noche para ti también.
Abrazos
Bonita historia que hace pensar en nuestra actidtud ante un dilema como este o parecido:"Decirlo o no"
ResponderEliminarTal vez la protagonista fué prudente,generosa--y no quiso quitarle la ilusión a su amiga
Pero si con el tiempo ese "amor"tan estupendo le hiciera daño?
La verdad ,por dura que sea ,con empatía,cercanía,mucha ternura,podría haber sido otra solución.
quién sabe dónde está el punto medio!!
Buena relato hoy que me hace pensar en estas situaciones delicadas
Besucos linda
Gó
Y otro muy fuerte a Ginebra Blonde que también yo la echaré de menos
Se trataba de contar una historia, una situación complicada siguiendo las pautas de nuestra amiga Ginebra.
EliminarAbrzos Gó.
Magnifica entrada. Interesante y curiosa, pero no es rara. El destino nos ofrece muchas sorpresas a lo largo de la vida...
ResponderEliminarFelicidades, me encantó tu relato, gracias Maite.
Un beso.
Gracias, mari carmen.
EliminarAbrazos miles
Muy buen texto. Hay personas cuyo destino es encontrar a quien les complementa.
ResponderEliminarUn abrazo y por las amigas medio hermanas.
En la ficción, todo puede suceder. Y en la realidad, ya sabes, que puede superar
Eliminara la ficción.
Besos, Albada.
vaya morro que tenía el alejandro, plagiando poemas! menuda cara que se le pondría al ver que la hermana de su novia es la antigua novia que los escribió. si es que el mundo es un pañuelo. ;)
ResponderEliminarestupendo y original relato. besos!
Un pañuelo, sí, Chema. Y el plagio está muy de moda...
EliminarHace años me encontré un poema que presenté a un concurso en el libro de
una señora, con unos pequeños cambios y firmado por ella.
Me desilusioné tanto!!
Abrazos
Pues sí que es una encrucijada.... bueno, tal vez su amiga-hermana tuvo más suerte que ella con ese chico, y si no fue así, siempre pueden compartir las cartas de amor.
ResponderEliminarBonito relato, Maite.
Un abrazo.
No lo sabremos, Cris, eso ya es otra historia.
EliminarAbrazos
Me sigue encantando, Maite... Y sigo pensando lo mismo. El tiempo siempre da la respuesta. El amor ciega de tal manera que no ve ni escucha a nadie más.
ResponderEliminarTe felicito de nuevo.
Mil besitos y feliz día ❤️
Mil gracias, querida Auro.
EliminarEl tiempo siempre pone las cosas en su sitio...
Besos y feliz día.
Un relato con mucha fuerza.
ResponderEliminarBesos.
Gracias, Amapola.
EliminarAbrazos
Me ha despertado el interés desde el principio y hasta el final ha ido aumentando.
ResponderEliminarMuy bien escrito y trazado.
Te felicito.
Besos.
Gracias, Toro.
EliminarEs Ginebra que hace magia en su Paraíso de Letras.
Parece más fácil cuando ella dirige.
Besos
Me ha gustado mucho, Maite.
ResponderEliminarUn caso bastante frecuente el de los engaños amorosos virtuales.
Lo has reflejado muy bien
Besos!! (Paloma)
Sí. Tema candente en las noticias...
EliminarAbrazos, Paloma.
Si su decisión fue guardar silencio, tendría sus razones.
ResponderEliminarMuy original y bien hilvanado.
Y me encantó el remate final :)
Un besoooo, Maite.
Se trata de poner en una encrucijada a la protagonista del relato, Rosa.
EliminarGracias.
Feliz semana
Besos
Pobre Laura el día que descubra la verdad. Me ha gustado mucho Maite.
ResponderEliminarBesos.
¡Qué decepción!! Personalmente, creo que me gustaría saber la verdad.
EliminarGracias, Conchi, por tu hermosa entrada.
Besos
Me chiflaría trabajar en la Biblioteca Nacional... Creo que mi Eva lectora hasta pagaría por trabajar allí.
ResponderEliminarQué buen relato. Yo se lo diría; la amistad es para siempre y él merece un escarmiento...
No me gustan las personas que no personalizan...
Un beso personal.
A mí también me encantaría trabajar en un biblioteca, o en una librería...
EliminarA mí me gustaría que me dijeran la verdad. Pero... Eva, en este relato optamos
por el silencio...
Besosssssss
Que linda sorpresa me deparó la visita a tu blog.Felicitaciones Maite! !
ResponderEliminarEncantada de sorprenderos.
EliminarBesos
¡Pues si que es un verdadero dilema!
ResponderEliminarNo quisiera verme en esa situación, lo cierto es que no sabría muy bien qué camino tomar, pero si soy su mejor amiga... ¿Debo o no debo callarme?
Lo que sí tengo claro, es que ese Alejandro es muy poco para Laura, se merece algo mejor.
Cariños.
Kasioles
Ya lo creo que ese tal Alejandro es poca cosa, muy poco original, desde luego.
EliminarLa encrucijada está servida.
Mil abrazos, querida Kasioles
Vaya vaya... qué relato, Maite :)
ResponderEliminarConsigues que el lector emita juicio sobre lo que hizo la protagonista, y siga pensando.
Te felicito.
Besos.
Gracias, Verónica. Surgió rápido el relato y en esta ocasión
Eliminarme resultó fácil hilar la trama.
Pequeños retos literarios.
Besossss