Que no me coma la envidia,
la peor enfermedad;
que no sepa de venganza
ni aun cumpliéndose en
justicia;
que guardián no sea el odio
de una apagada alegría;
que el rencor no me
empobrezca
a la hora del balance.
Y que todo sea así
no para ganarme el Cielo
sino porque vuele en paz
mi ceniza en el olvido.
Antonio Hernández
La envidia es endémica en este país.
ResponderEliminarUn horror.
Besos.
Sí, una de las peores lacras de la humanidad.
EliminarBesoos
Uf, que bonito!
ResponderEliminarMe alegro que haya sido de tu agrado.
EliminarSaludos
Vivir con paz de espíritu y sin odiar ni envidiar a nadie me parece la mejor de las aspiraciones.
ResponderEliminarSiempre se encuentra algo bello en tu blog.
Besos, Maite.
Creo que es de las mejores aspiraciones.
EliminarBesos, Paloma y muchas gracias.
Me parece sublime, me ha encantado. Gran sensibilidad la tuya al acercarnos este poema.
ResponderEliminarBesos.
Me vas a sonrojar... un poema que escuché en la radio y me pareció precioso. Gracias y buen día. Besosss
EliminarSí, de acuerdo totalmente.
ResponderEliminarPaz de espíritu.
Bellísimo testamento.
Un beso, querida Maite.
El mejor testamento. Ayer vi que por la montaña leonesa había nevado... hoy hace frío. Que tengas muy buen día, querida amiga.
EliminarMuchos besosssss
Qué poema... aplaudo y me quito el sombrero.
ResponderEliminarGracias por traerlo, Maite, no lo conocía.
Besos.
Acabo de descubrir a este poeta. Me está gustando. Gracias a ti por leerlo.
EliminarBesossss, Verónica.
Cuanto de bello dice este poema Maite, gracias por traerlo.
ResponderEliminarAbrazos.
Sí, la verdad es que dice mucho en poco.
EliminarGracias siempre ti, ConChi. Besos y feliz fin de semana
Paz de espirito é algo sublime.
ResponderEliminarMuito belo esse poema.
Adorei conhecer.
janicce.
La paz de espíritu, sí.
EliminarMe alegra saber que te ha gustado, Janicce. Besossss