Estoy pasando estos días de vacaciones en el pueblo, no sé por qué, me he acercado a hacer una visita a la casa de mis abuelos, ahora de mi madre y que está deshabitada desde hace ya muchos años.
He subido la persiana de la ventana de sala de estar que da a la calle, y de repente, a través de los deslucidos y ajados visillos de encaje, unos rayos de sol han iluminado la habitación haciendo un suave juego de luces y sombras en las paredes.
Al lado de la ventana, sigue estando la mesa camilla que tantas veces ha sostenido mis libros y mis largos ratos de estudio, así como las confidencias que solía escribir a mis amigas cuando la única forma de comunicarnos eran las cartas.
Me doy cuenta que soy "una mujer ventanera" como la mayoría de las protagonistas de las novelas de mi queridísima Carmen Martín Gaite, de aquellos tiempos datan mis lecturas: "Entre visillos", "El balneario", "Retahilas", "El cuento de nunca acabar"... Además, durante este año se celebra el centenario de su nacimiento.
Me siento en silencio y me empapo de estos momentos, de aquellos recuerdos en que mi alma restaura la calma y la nostalgia. Afuera el mundo se siente muy loco ahora mismo, prefiero mirar "Desde la ventana".
"...Basta con eso para que se produzca a veces el prodigio: la mujer que leía una carta o que estaba guisando o hablando con una amiga mira de soslayo hacia los cristales, levanta una persiana o un visillo, y de sus ojos entumecidos empiezan a salir enloquecidos, rumbo al horizonte, pájaros en bandada que ningún ornitólogo podrá clasificar, cazar ningún arquero ni acariciar ningún enamorado y que levantan vuelo hacia el reino inconcreto del que sólo se sabe que está lejos, que no lo ha visto nadie y que acoge a todos los pájaros ateridos y audaces, brindándoles terreno para que hagan su nido en él unos instantes..."
Carmen Martín Gaite (De su ventana a la mía, 1989)
Las ventanas tienen el encanto de dejar ver lo que hay fuera, las sombras proyectadas en el suelo y lo que recordamos de antaño. Y que bien nos lo has expuesto entre foto y foto verdades y memoria. Un abrazo
ResponderEliminarEsa casa tiene unos rincones muy bonitos.
ResponderEliminarSaludos
Que bonito, trasmite serenidad y nostalgia.
ResponderEliminarBesotes y Felices Pascuas.
😘😘🌹
Aunque últimamente, "los visillos" tienen mala prensa, por mor de un paisano gracioso, recuerdo a mi madre, cosiendo tras los cristales, mientras el sol de la tarde, se filtraba entre los pliegues de un velo que tamizaba las sombras.
ResponderEliminarMe has recordado al saber del centenario de Carmen Martín Gaite, lo viejo que soy.
No podía pensar que hace más de 65 años, que leí la novela galardonada con el premio Nadal.
Merecido homenaje a su autora.
Besos.
Las ventanas son muy evocadoras y transmiten muchas nostalgia.
ResponderEliminarMe ha encantado como nos lo has contado.
Besitos
Nos has regalado una entrada preciosista.
ResponderEliminarHe disfrutado leyéndote y mirando tras los visillos el sol que se filtraba por sus encajes como se filtraban mis recuerdos adolescentes.
Precioso homenaje le has hecho a Doña Carmen.
Maite, tus letras nos dejan la profundidad nostálgica de los recuerdos, que todos guardamos como tesoros inolvidables, amiga...Las ventanas que tanto nos contaban y siguen contando...las cartas a las amigas entrañables, las lecturas a Martín Gaite...Puedo decirte que, ahora mismo también mis ojos, en bandada, escapan por los cristales de la terraza sobrevolando los tejados...quizá anhelando nuevos presagios o augurios, que alienten el paisaje interior, que a veces se difumina...
ResponderEliminarMi abrazo agradecido por tu cercanía y tus hermosos y sentidos posts, amiga escritora.
sólo con ver el título de esta entrada he pensado en la novela de carmen martín gaite. la leí hace unos años, en verano.
ResponderEliminarqué casa tan bonita y acogedora. a mí también me encantan los juegos de luces y sombras cundo el sol atraviesa las cortinas.
abrazos, maite!!
Mmmm ..otra de tus primorosas entradas entrañables. Escribes con la misma calidez y curiosidad q confeccionas tus labores ; ) Parece q podemos ver contigo ese efecto de la luz diluyéndose por entre los agujeritos del encaje de la ventana de casa de tu abuela ... Casi se puede respirar contigo la nostalgia de tus recuerdos alli...Curioso q mantengáis una casa así, con muebles y deshabitada , espero q no la localicen los okupas ; ) Martín Gaite es una de nuestras más grandes escritoras , Entre visillos es inolvidable , mil gracias bonita un beso grande y q disfrutes de estos días ahí!
ResponderEliminarBeautiful post
ResponderEliminarMe encantan las ventanas y esas son preciosas.
ResponderEliminarAbrazos.
Creo que comenté este post.
ResponderEliminarPuedes mirar si estoy en el spam de los comentarios?
No hay níngún comentario en el spam, querido amigo poeta! Abrazos
EliminarJo...
EliminarYa no será igual el comentario pero vaya...
Esas casas qué solas se quedan.
La que yo recuerdo, de mis abuelos, se ha ido desmoronando... los que la heredaron la dejan morir.
Una pena.
Besos.