lunes, 21 de octubre de 2024

A VECES, EN OCTUBRE, ES LO QUE PASA...

 


Escribo esta entrada hoy lunes, 21 de octubre del presente año; mediado el mes, los días parecen esfumarse en manos del señor prestidigitador, llamado tiempo.


Aunque estamos teniendo un tiempo tipicamente otoñal, en la ciudad sólo algunos árboles se pintan de otoño, y las hojas no aletean por el suelo aún. 


El tiempo de las manzanas ha llegado, y pronto será el momento de los membrillos, de las calabazas, de las nueces y castañas, y de otros frutos que se saborean en esta época del año. Sin embargo... 


en mi paseo sabatino, aprovechando que este fin de semana no he viajado, he podido comprobar cómo en algunos comercios del barrio, sin hablar ya de los supermercados, están colocando, a destiempo, los adornos de navidad. Es mi opinión, y me hace qué pensar...


¿De verdad es necesario adelantarnos tanto al tiempo de Adviento o es necesario disfrazar la situación actual que  está sosteniendo en el mundo con adornos que nos evocan una época de buenos deseos? Confieso que soy muy navideña, pero me parece excesivo tantos días de adelanto. Sólo estamos a mediados del mes de octubre.


Cuando nada sucede,
y el verano se ha ido,
y las hojas comienzan a caer de los árboles,
y el frío oxida el borde de los ríos
y hace más lento el curso de las aguas;
cuando el cielo parece un mar violento,
y los pájaros cambian de paisaje,
y las palabras se oyen cada vez más lejanas,
como susurros que dispersa el viento;

entonces,
ya se sabe,
es lo que pasa:

esas hojas, los pájaros, las nubes,
las palabras dispersas y los ríos,
nos llenan de inquietud súbitamente
y de desesperanza.

No busquéis el motivo en vuestros corazones.
Tan sólo es lo que dije:
lo que pasa.

Ángel González



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