lunes, 9 de enero de 2017

Reflexionando

Se apagaron las luces.



Llega el momento de guardar los adornos de Navidad hasta el próximo diciembre.



Mientras guardo todas las cosas con sumo cuidado, pienso que añoraré los días de vacaciones, las imágenes de paisajes nevados, los montones de buenos deseos, las risas de turrón y polvorones, a mis sobrinos... que no los puedo achuchar con mucha frecuencia...






Y no es que quiera que la Navidad dure todo los días del año, no vaya a ser que me ocurra como a la protagonista de un cuento, cuyo nombre y autor no recuerdo...







Pero voy a tener en cuenta este poema de Gloria Fuertes que me hace pensar y reflexionar cada vez que lo leo, y que voy a tratar de poner en práctica todos los días del año:


Gloria al Crío
Nace pobre y es el amo.
¡Gloria al Crío!
Nace pobre y es muy rico.
¡Gloria al Crío!
Es rubio como sus trigos.
¡Gloria al Crío!
Dice que quieras a tu vecino.
¡Gloria al Crío!
Y que ames al enemigo.
¡Gloria al Crío!
-“¡Amaros, amaros!”
Si hiciéramos lo que dijo
el Niño que es de Dios Hijo,
tan solo, en un segundo,
no más guerras en el mundo.
-“¡Amaros, amaros!”.
Se evitará el cataclismo:
“Ama al prójimo como a ti
mismo”
¡Gloria al Crío!

Gloria Fuertes

jueves, 5 de enero de 2017

Lo que los Reyes traían



El gran establecimiento de juguetería ostentaba por muestra una placa donde, de noche, en caracteres luminosos, leíase: Los Reyes Magos.


       
Desde que se acercaba la Navidad, los niños que transitaban por la populosa calle siempre querían detenerse ante el escaparate de Los Reyes Magos. En tal época lo presidían los propios Reyes, campeando en el sitio más visible, y arrancando al público, y no sólo al infantil, exclamaciones de admiración. No era para menos.



Bien modeladas las caras y cabezas, tenían esa expresión de realidad que hace a los muñecos parecer personas. Sus cabelleras y sus barbas eran de pelo natural; sus ojos de vidrio, en lo cual seguían una tradición de la vieja imaginería española. Y tan acabadamente estaban hechos esos ojos, que se les notaba el brillo húmedo y la mirada fascinadora de las pupilas humanas. Positivamente, los Reyes miraban a los niños pegados al escaparate, y, al juego de las luces eléctricas, hasta dijérase que les sonreían.




Estaban los Reyes fastuosa y orientalmente vestidos, de brocados de oro y plata, bordados de imitación de perlas y piedras preciosas, y detrás de los tres figurones, tres dromedarios erguían sus jorobas, sostén de una canasta llena de juguetes llamativos: arlequines, mamarrachillos guiñolescos, pierrots pálidos, muñecas pelirrubias, bebés llorantes y con su biberón al lado, perrillos, cuyas lanas eran auténticas, y enfermeritas con sus tocas…



Fragmento del cuento:  Lo que los Reyes traían (Emilia Pardo Bazán)



¡FELIZ NOCHE DE REYES!



Un bonito cuento de Navidad que recomiendo leer a todos

miércoles, 4 de enero de 2017

Escribiendo a los Reyes Magos



Aún no he escrito a los Reyes Magos. Espero tener un ratito esta tarde-noche para hacerlo.



No soy de mucho pedir, aunque me encanta hablar con ellos y escribir...


Si no pudiera, siempre me queda enviarles un pensamiento a través de las estrellas.


Mis deseos no son materiales, ellos lo saben bien... sé que me escuchan.

PD. No os olvidéis de escribir la vuestra.


martes, 3 de enero de 2017

El camello cojito

El camello se pinchó
con un cardo en el camino
y el mecánico Melchor
le dio vino.
Baltasar fue a repostar
más allá del quinto pino
e intranquilo el gran Melchor
consultaba su «Longinos».
—¡No llegamos,no llegamos
y el Santo Parto ha venido!
—Son las doce y tres minutos
y tres reyes se han perdido.
El camello cojeando
más medio muerto que vivo
va espeluchando su felpa
entre los troncos de olivos.
Acercándose a Gaspar,
Melchor le dijo al oído:
—Vaya birria de camello
que en Oriente te han vendido.

A la entrada de Belén
al camello le dio hipo.
¡Ay, qué tristeza tan grande
en su belfo y en su tipo!
Se iba cayendo la mirra
a lo largo del camino;
Baltasar lleva los cofres,
Melchor empujaba al bicho.

Y a las tantas ya del alba
—ya cantaban pajarillos—
los tres reyes se quedaron
boquiabiertos e indecisos,
oyendo hablar como a un Hombre
a un Niño recién nacido.
—No quiero oro ni incienso
ni esos tesoros tan fríos,
quiero al camello, le quiero.
Le quiero —repitió el Niño.

A pie vuelven los tres reyes
cabizbajos y afligidos.
Mientras el camello echado
le hace cosquillas al Niño
.
Gloria Fuertes


Ilustraciones: Mila Marquis
2017, Centenario del nacimiento de Gloria Fuertes

lunes, 2 de enero de 2017

De Alejandro Palomas




 La primera vez que oí hablar de Alejandro Palomas fue en una entrevista que le hicieron en la radio. Mi enorme  curiosidad me llevó, al día siguiente, a la biblioteca y allí estaba el primer libro que leí de este autor.

Una pareja de ancianos, una luthier  y un violonchelo son los protagonistas   de este libro.



                                                      


"No hay mejor música que la de un corazón afinado. Y entonces, suena el alma del mundo, porque suena lo que es verdad."

Me cautivó Clea Ross, la anciana protagonista y el final de la historia me enterneció tanto que sentí terminar de leerla. Volví a la biblioteca y me estaban esperando los siguientes libros:




Otra protagonista femenina con la que disfruté muchísimo, Amelia. Le tengo un cariño muy especial:







Pensé que era la continuación del libro anterior. Nada que ver. Es un relato juvenil.
A mí también me gustaría ser Mary Poppins, pero es normal. Lo raro es que quiera serlo Guille, el protagonista de esta historia. 




Mi reencuentro con Amalia, En  Un perro los personajes continúan con sus vidas y sus experiencias.
Me sorprende que el autor entienda tan bien el universo femenino.

"La abuela tenía razón en muchas cosas, pero la tenía porque la vejez le sentó bien y supo dedicar sus últimos años a intentar entender y, sobre todo a hacerlo en voz alta, con sus sentencias, sus frases a quemarropa y su descaro de vieja lúcida. Por eso su herencia no se agota." 


Y por último, el libro que más me ha gustado. Me declaro fan número uno de Mencía, la protagonista de esta maravillosa historia que tanto me ha conmovido y emocionado. Si tuviera que definirla, diría que es el faro de la familia.


"Llega una edad en la que nos damos cuenta de que vivir restando es vivir al revés porque hace daño. Y la vida no es eso. Hay que aprender a sumar, a sumarlo todo: el dolor, la pena, la angustia, lo vivido, lo que esperas vivir, lo que ya no..."


No suelo pedir mucho a los Reyes Magos, pero en mi carta he puesto que me traigan el último libro de Alejandro Palomas, es un cuento ilustrado. Ya os contaré