Dice Pia Pera en su libro "Las virtudes del huerto": cultivar la tierra es cultivar la felicidad. Mente y tierra son cosas vivas que hemos de trabajar de manera análoga, siguen ritmos similares, y por eso tiene sentido decir, refiriéndonos a la mente, que "arrancamos", por ejemplo malos pensamientos, etc. A semejanza de la tierra, tampoco la mente se "cultiva" de una vez para siempre, hay que trabajar en ella todos los días, hacer lo necesario para mantenerla dúctil, bien nutrida y a su vez nutriente, fértil, generosa y en buena salud.
He vuelto a releer este pequeño libro a modo de manual para vivenciar mi relación existencial con el pequeño huerto familiar. Desde la siembra, allá por mayo, hasta estos últimos días en que algunas plantas empiezan a agostarse y otras intentan sobrevivir con los últimos rayos veraniegos.
Cada vez que comienza el cultivo de temporada (sólo en verano) la naturaleza nos ofrece pequeñas lecciones para aprender, rectificar... el año pasado se nos dio fatal el cultivo de pepinos, este año la cosecha ha sido fructífera. Sin embargo, el exceso de calor en agosto ha resultado fatal para el típico pimiento cascudo infanteño.
Ahora que ya va acabando la temporada y comienza el otoño, sólo agradezco los frutos cosechados, dejaremos dormitar el terreno para que descanse porque han sido unos meses muy productivos.
Ahora toca el periodo de conserva y cosechar los frutos del otoño...
Dulce estación de nieblas y abundancia,
íntima del sol que madura todo,
que, tramando con él, bendices dando
sus frutos a la vid junto al alero;
que los árboles vences con manzanas
y llenas en sazón todos los frutos,
que hinchas la calabaza, y la avellana
en su cáscara; que abres más y más
las flores últimas a las abejas
que creen que el buen tiempo no termina
pues Verano
colmó sus lentas celdas.
John Keats (Oda al otoño, fragmento)
He recordado el huerto de mis abuelos.
ResponderEliminarCuando la vida relucía...
Feliz otoño.
Besos.
Felices recuerdos, Toro. Abrazos
EliminarMi huerto está en la tienda que bajo a comprar todos los dias desgraciadamente, mi hija sin embargo se ha comprado junto con su pareja un pequeño terreno donde obtienen aceite de sus olivos, naranjas y mandarinas y ahora han plantado pimientos y tomates esperemos que les salgan, siempre han sido chicos de ciudad y del campo no tienen ni idea, poco a poco.
ResponderEliminarSaludos
Me alegro mucho que tu hija tenga un pequeño terreno, Emilio, cada día de aprende algo, y ya verás que te llaga algún pimiento y tomate... Abrazos
EliminarQué huerto más hermoso, es como volver a los orígenes de los productos cuando en cada temporada uno sembraba lo que correspondía. Un feliz otoño y que la cosecha sea genial. Un besote grande.
ResponderEliminarGracias, Campirela. Ya va quedando menos, y el huerto descansará en otoño e invierno, besos
EliminarYo no tengo terreno para huerto, pero me encantan las plantas, aunque sea en maceta, me dan energías verlas bien.
ResponderEliminarBesos.
Tener cerca una plantita y cuidarla ya es tener cerca la naturaleza, Amapola. Gracias por venir. Abrazos
EliminarSoy urbanita y para mí el huerto es algo exótico y ajeno, pero mi madre si que cultiva algunas cosas y si sabor no tiene nada que ver con lo que se compra
ResponderEliminarBesitos
El sabor de los productos de casa es imperdible, gracias, Isabel. Besos
EliminarEl valor de un huerto, mejora todos los aspectos de la vida, lo se por las personas que conozco que tienen uno. Hay que disfrutarlo y disfrutarlo. Un abrazo
ResponderEliminarSe disfruta mucho, y sobre todo cuando ves que la producción es buena y se puede compartir con la familia. Un fuerte abrazo, Ester.
EliminarMaite, como bien dices, hay que cuidar la mente lo mismo que cuidamos el huerto todos los días...La naturaleza es generosa y agradecida cuando se la cuida y ahí están los frutos. Me alegro por ello. También tenemos en el pueblo un pequeño huerto y es una maravilla cuando florece y da fruto. El contacto con la tierra dignifica y engrandece el espíritu.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo grande por tus buenos posts, amiga.
Feliz otoño, Maite.
Así es, mi querida Mª Jesús. La observación de la naturaleza es una lección cada día. Me alegro que tengas un pequeño huerto en el pueblo, gracias por tu comentario. Feliz otoño y feliz día. Besos
EliminarNo puedo estar más de acuerdo con la cita con la que comienzas tu entrada, pero como yo no tengo huerto me tengo que buscar otras cosas que me produzcan felicidad.
ResponderEliminarY ya creo que lo consigues, de eso se trata de ser feliz con lo que tenemos al alcance de nuestra mano. Disfruta. Besos
Eliminaren la edad media dependían mucho de la agricultura. requería mucho trabajo y muchos conocimientos. y luego, tener suerte de que saliera una buena cosecha, que dependía de factores como el clima.
ResponderEliminarlas verduras y hortalizas de tu propio huerto, seguro que saben mejor. qué buena pinta tienen esas zanahorias y esos pimientos...
besos, maite!!
Gracias, Chema. Ha sido un verano muy fructífero, la verdad. Agradecida por ello y a ti por tu visita. Un fuerte abrazo
EliminarMuy buenas, un huerto más o menos grande tiene mucho de positivo y ventajas. Yo tengo un mini huerto en mi parcela tenemos: tomates cherry y ensalada, pepinos, berengenas, y pimientos "cuernos de cabra" y el más corriente, nos da sus cosechas y verlos desarrollarse y cuidarlos me proporciona un placer importante.
ResponderEliminarEstoy muy de acuerdo con la cita de la entrada.
Un abrazo.
¡Qué bien, Mari Carmen! Espero que disfrutes de todos los productos del mini huerto. Gracias por tu visita. Besos
EliminarLas cosechas propias son una delicia de sabores Maite.
ResponderEliminarAbrazos.
Así es, Conchi. Abrazos
EliminarLa importancia de conocer los ciclos y saber. La naturaleza es una maestra que continuamente nos muestra, habla y enseña.
ResponderEliminarMe alegra leer a Keats.
Besos, Maite querida.
Ya lo creo que la naturaleza es una gran maestra, a veces alza la voz, pero es que no hacemos caso. Gracias, Verónica. Un fuerte abrazo
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