Qué son apenas cien años. Una centuria, un siglo, toda una eternidad o quizás, sólo sea un rato en la inmensa subjetividad de la percepción del tiempo.
Hace casi un mes, Telefónica celebró su centenario, cien años de historia... y en estos días de mayo, mi memoria rescata los recuerdos entrañables de mis comienzos laborales en esta empresa.
Durante treinta y cuatro años he formado parte de la plantilla de Telefónica y justo hace ahora treinta y seis años deje mi pueblo para aventurarme en una nueva etapa de mi vida. Un suspiro entre dos siglos.
En aquella época comenzaban a disolverse los estereotipos de género en la empresa, por lo común, los hombres formaban parte del sector técnico y las mujeres se formaban como telefonistas. Mi primera incursión laboral durante dos años fue como mecánico de centrales telefónicas. En el curso previo, fui la única chica entre una veintena de compañeros. Y también lo fui cuando me destinaron a una de las centrales más antiguas de telefonía: una rotary 7A.
Siempre me he definido como analógica ante todo el frenesí tecnológico que he vivido, experimentado, estudiado, pero claro, lo que son los cimientos nunca se olvidan. Tengo muy buenos recuerdos y un sinfín de anécdotas que atesoré entre relés selectores, máquinas conmutadoras, ejes verticales y horizontales...
Recuerdo cuando se estropeo la fila de bastidores que daba servicio a un hospital, tuvimos que hacer girar o rotar (de ahí el nombre) manualmente las máquinas para que el hospital no quedara incomunicado... ¡Qué tiempos!
Al cabo de un par de años, desmantelaron la central para instalar una AXE, tecnología de vanguardia por entonces, nunca imaginé la transformación tecnológica constante que estaba por venir. Y que ya experimenté desde el área comercial... pero esto, ya, es casi otra vida.
COMIENZOS
Era el siglo pasado, en primavera,
cuando el viaje fue un hecho y plantaron el árbol.
Jubilosos y errantes, esperaban
el enraizar el tronco, su osadía
en la mística fiesta de los brotes.
Al fin las tiernas hojas encendieron
y poblaron con prisa y hermosura
el elocuente cuerpo de la vida.
Fue tan alto el ropaje y su abundancia,
que, doblegado, el tronco ya no pudo.
Le hicieron doloridas incisiones,
humillaron la flor de su corteza
y a la tierra escarbaban entre afanes.
Tras unos días largos en lo oscuro,
la savia con denuedo se encrestaba,
y enderezose el árbol, orgulloso,
mostrando su pasado entre las hojas:
la verdad de unos rostros y sus nombres.
Dionisia García
Fotografías: Archivo histórico de Fundación Telefónica
Gracias, por esta maravillosa historia, ¿qué son cien años?, nada comparado con la eternidad. Un besote, grande. Feliz fin de semana.
ResponderEliminarEso es, Campi, qué son cien años... Gracias siempre por estar. Abrazos
EliminarJe je je, yo también fuí empleado de la compañia desde el año 71 que entre en Barcelona, como mecánico, en la central de Roma, luego pasé a la C.T. de Cataluña ahí me acojoné viendo el cuadro de fuerza, las baterias y el grupo Pelapón, inmenso y gigantesco, zona a la que me asignaron, de ahí salí escopetao en la oposición primera, a partir de ahí, fué moverme por una parte del País, fueron bonitos años, sobre todo porque eramos jóvenes.
ResponderEliminarHoy ya jubilado veo a la empresa de otra manera, en Granada llegamos a ser más de dos mil trabajadores, hoy se cuentan con los dedos de una mano y posiblemente sobren dedos. Han sido más de 35 años trabajando en ella desde los 18 años, todo lo que tenemos se lo debo a mi trabajo realizado en esa empresa, mis recuerdos, como he dicho antes, son bonitos.
Saludos y puede que incluso hasta nos hayamos visto.
¡Ah, el cuadro de fuerza y el grupo electrógeno, vaya! Me había olvidado de ello, pero sí, daba respeto, je je je. No he tenido que salir de Madrid. Desde la central de Norte pasé como Representante del Servicio de Abonado (después asesor de servicio comercial) a la UGI 17. Siempre estuve en oficinas hasta que me destinaron "a galeras" (telegestión)
EliminarDe donde salí huyendo fue del 1004, quizás la peor época.
Los últimos 24 años hasta el último PSI estuve destinada en el Centro de Atención de Grandes Clientes, casi siempre atendiendo a las AA PP.
Así es, todo lo que tengo se lo debo a la empresa, empezar a trabajar joven tiene sus ventajas, mañanas de oficina, tardes de universidad. Excedencias y crianza de hijos, y un montón de anécdotas y recuerdos, y sobre todo, buenas amistades que perdurarán siempre.
Un fuerte abrazo, Emilio. Si estuviste por Madrid, quizás no hayamos cruzado.
Maite, has sobrevolado el tiempo y nos has mostrado, con sencillez y entrega, tus comienzos en telefónica. Tu entereza, tu constancia y coraje a lo largo de treinta y tantos años nos revelan tu dignidad y autoestima, realmente admirables, amiga...Gran amante de las letras nos regalas un poema, un árbol simbólico, entregado y luchador al frente de su misión...Una preciosidad, Maite.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo admirado por tus trabajos, tus sueños y tus letras.
Mi abrazo entrañable y manchego, amiga.
¡Ohhhh, Mª Jesús, tu comentario es muy entrañable y es tal como lo siento! Agradecida de corazón por tus palabras. Un fuerte abrazo
Eliminar¡Ay!
ResponderEliminarSi Antonio Meucci levantara la cabeza y viera que llevamos en el bolsillo...
Besos
Cierto, Erik, si levantara la cabeza... Tantos avances. Viví personalmente el comienzo de la telefonía móvil, primero con MoviLine y Movistar... Besosssss
Eliminar.
ResponderEliminarLo cuentas mientras tomamos un café y se descubre el gusto por el trabajo y el orgullo personal. Realmente cien años no es tanto cuando se mira desde dentro. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Ester, el tiempo pasa rápido. Y los recuerdos afloran siempre y más cuando se celebran aniversarios. Un fuerte abrazo
Eliminarhola maite, gracias por compartirnos tu historia! fuiste adelantada a tu tiempo, a mí también me gusta que se inviertan los roles tradicionales. me da la sensación de que antes el ambiente laboral era más sano...
ResponderEliminarbesos!!
Bueno, me tocó esa parte, al igual que a algún chico le tocaría trabajar como telefonista, también los hubo en mi época. He sido muy afortunada con mis compañeros porque siempre hemos tenido buen ambiente laboral, a pesar de la pila de trabajo que teníamos, uff! y en la pandemia ni te cuento. Besos, Chema.
EliminarMadre mía, es toda la vida. Una empresa pionera en vender acciones, una tía mía compraba. Qué tiempos de locutorios.
ResponderEliminarUn bello homenaje. Un abrazo
Las famosas acciones, síiiiii. Fíjate que una de mis primeras funciones era vigilar los contadores, por si no paraban de conmutar, época de locutorios clandestinos. Gracias, Albada. Besos
EliminarTe remito a esta vivencia verídica, que recuerdo de aquellos años.
ResponderEliminarhttps://juanltrujillo.blogspot.com/2016/05/una-larga-conferencia.html
Afortunadamente, la vida de la ciencia, siempre acaba por mejorar.
Besos.
Gracias, Juan por compartir conmigo esta vivencia. A veces, se siente mucha impotencia cuando algo no funciona bien y no está en tus manos poder resolverlo. La ciencia avanza vertiginosamente, pero, a veces, falla. Besosss
Eliminar"La chica del cable" y decía yo que había algo que nos unía: un cable. algún día te contaré, ahora tengo poco tiempo.
ResponderEliminarMe gustó mucho tu entrada y la poesía que nos compartes.
Como siempre, un placer leer tus entradas
Besos
Espero que no te olvides, querida Tracy, de contarme lo del cable, cuando tengas tiempo. Ahora disfruta de tus fiestas.
EliminarBesosssssssss
Recuerdo de bien pequeño una publicad de acciones de telefónica:
ResponderEliminarLas Matildes... te hablo del Cuaternario...
Te he buscado un vídeo:
https://www.youtube.com/watch?v=wU1YuCcVusA
Jo... qué rápido pasa el tiempo.
Besos.
Ja ja ja, Toro, las famosas matildes; Simpático vídeo. El tiempo pasa más que rápido.
EliminarAbrazos miles
Mi padre también trabajo durante toda su vida en Telefonica.
ResponderEliminarEl tiempo pasa volando.
Besitos
¡Vaya, Isabel! Me alegro saber que tu padre es del gremio. Pues un abrazo para él y otro bien fuerte para ti.
Eliminar¡Qué historias! y sí toda una vida que me ha parecido muy interesante. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Chelo. Muchas historias
EliminarLa Telefónica nos ha acompañado durante toda la vida. Hoy mismo un hijo mío es trabajador de la Compañía en su sección de Movistar+. Pero yo más que este mundo de móviles y plataforma televisiva recuerdo con añoranza las peticiones de conferencias en el locutorio de Teléfonica, las esperas en casa de la llamada de esa novia tan querida, las voces de mi padre reclamándome que colgase de una vez porque las conferencias eran muy caras, los enfados con esa telefonista desconocida a la que echábamos la culpa por no darnos la conferencia con Zaragoza («Por favor, señorita, hace una hora que...»). La vida que pasa es lo que ha dibujado el centenario de Telefónica en mi recuerdo.
ResponderEliminarUn beso y gracias, amiga
Me alegra saber que un hijo tuyo trabaja para movistar +. La tecnología avanza a pasos agigantados, Me considero analógica pero he vivido la era digital y más. La pandemia fue también un hito para el desarrollo de nuevas formas de comunicación, impensables quizás.
EliminarSí, el centenario me ha removido muchos recuerdos, de ahí esta entrada. Gracias, Juan Carlos. Un fuerte abrazo
Me ha encantado leer tu historia, me imagino que lo pasabas genial, salvo el imprevisto del hospital.
ResponderEliminarAbrazos.
Gracias, Conchi. Hay muchas anécdotas, de todo tipo... Abrazos
EliminarPero qué maravilla esta historia que nos cuentas de tu vida en esos comienzos de Telefónica. Gracias por compartirla con esa pasión y entrega tan tuya y tan bonita. Y, como siempre, con un trabajo de presentación magnífico y hermoso.
ResponderEliminarUn verdadero placer, querida amiga.
Abrazos y cariños enormes 💙
Agradecida por tu comentario, querida Gin. Recuerdo con mucho cariño mi etapa laboral.
EliminarQué disfrutes de este maravilloso sábado. Besos
Hola Maite, gracias por compartir parte de tu vida con nosotros y tal como lo cuentas parece que lo estamos viviendo contigo, sabes?, estuve a punto de entrar a trabajar en la compañia pero mi madre no me dejo ya que para eso tenia que irme a Madrid y nosotros vivimos en Valencia, tenia un tio que trabajaba en Telefonica, no me acuerdo como se les decia, pero era de los que iban por los subsulos instalando todos los cables, entonces el me dijo que me fuese a Madrid y entraria a trabajar en la compañia, pero como era muy jovencita mi madre no quiso, que se le va hacer:), encantada de haberte leido Maite.
ResponderEliminarBesos.
Hola, querida Pili. Bueno, mis padres también tenían muchas dudas cuando les dije que tenía que marchar de casa, encontré una residencia de estudiantes y trabajadoras muy cerca de la central y parece que eso les tranquilizó un poco; también era joven cuando vine a Madrid. Gracias por tu comentario. Feliz sábado. Abrazos
Eliminar
ResponderEliminarMaite, que maravillosa historia, una vida llena de entrega y de anécdotas. No somos totalmente conscientes de ello, pero el tiempo vuela. El poema es precioso.
Besos, buen fin de semana.
Cristina, el tiempo más que vuela... Gracias por pasarte a esta tu casa. Abrazos
EliminarMuy bien, Maite.Te aplaudo. Fuiste una pionera.
ResponderEliminarEl poema de Dionisia es muy bonito. La Naturaleza siempre nos enseña a entender la vida.
Besos
Así es, Paloma, la naturaleza es una lección de vida. Besos
EliminarCómo ha cambiado todo en apenas nada.
ResponderEliminarMe acuerdo el tiempo que llevaba pedir una conferencia. Y si llamabas a cobro revertido: ¿acepta la llamada?
Y los cruces de línea!!!
Menuda historia has vivido :)
Un placer haberla leído.
Besos, Maite.
Sí, he vivido unos avances tecnológicos increíbles, y un montón de anécdotas que recordar.
EliminarGracias, Verónica. Abrazos