Cuando era pequeña, en mi pueblo era costumbre sacar una silla a la puerta de la calle y sentarse al anochecer a "tomar el fresco"; las vecinas conversaban, y los chiquillos jugábamos y correteábamos por el barrio.
Eso sí, a las doce de la noche, el barullo y el bullicio se silenciaba porque los hombres del campo dormían para madrugar al día siguiente...
Con este calor manchego, no se puede salir a la calle ni al anochecer... espero que pronto refresque, y deseo que estéis pasando un feliz verano.
"...Y lluvia, cuando la lluvia es necesaria,
Y que sus casas tengan
Al pie de una ventana abierta
Una silla predilecta
Donde se sienten leyendo mis versos.
Y al leerlos piensen
Que soy cualquier cosa natural—
Por ejemplo, el árbol antiguo
A la sombra del cual cuando niños,
Se sentaban con un sofoco, cansados de jugar,
Y limpiaban el sudor de la cabeza caliente
Con la manga del mandil rayado.
Fragmento O Guardador de Rebanhos, Fernando Pessoa
Es curioso , que en los pueblos de Mallorca donde pasó unos días, también se sienta la gente en la calle, igual que. En La Mancha o Andalucía.
ResponderEliminarComo todas tus entradas,.: PRECIOSISTA.
Cada vez se sacan menos sillas, nos encerramos dentro de nuestras cuatro paredes y de nosotros mismos.
ResponderEliminarSaludos
Qué imágenes más hermosas Maite. Donde yo crecí también se tenía esa costumbre y era algo muy bonito. Besos :D
ResponderEliminarMe parece una manera preciosa de decorar y me da ganas de ponerlo así en mi jardín
ResponderEliminarBesitos.
Hola Maite, de pequeña me acuerdo que cuando íbamos al pueblo tenían esa misma costumbre, por las tardes a la fresquita salían los vecinos con sus sillas y hacían la tertulia o labores, a mi me parecía encantador, hoy en día no es lo mismo, preciosas las imágenes que acompañas tus letras.
ResponderEliminarBesos.
esa escena cotidiana de las mujeres sentadas en sillas junto a su casa, todavía se ve en pueblos como jumilla.
ResponderEliminarantes la vida era más sencilla...
besos!
También en mi barrio de Sevilla era habitual salir a tomar el fresquito por la noche y jugar en torno a abuelas y vecinas.
ResponderEliminarTodo se pierde....hasta las frescas temperaturas del anochecer.
Que ganas de otoño y lluvias...
Besitos
Maite...qué recuerdos tan bonitos. A veces me gustaría ir al pasado...de viaje...sin tocar nada. Y estar en las noches de "tomar el fresco" con mis abuelos. Confío en que este calor te haya dado un respiro. Por aquí se está algo mejor. Bastante mejor. Pero ya no queremos más olas caloríficas. Un abrazo grande.
ResponderEliminarLa costumbre de sentarse a la fresca en verano también se hacia en mi pueblo, tengo de ello muy buenos recuerdos de cuando éramos niños. Las fotos de las sillas me han encantado.
ResponderEliminarAbrazos.
Qué entrada tan bonita y llena de recuerdos. También era costumbre aquí, hasta que la inseguridad impidió hacerlo. Un abrazo. Preciosas fotos
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